Compartirte es un riesgo que no me gusta correr, por si en la carrera pierdo lo más valioso que tengo. Como tú no hay más, y eres para mi. Cuando cada mañana me levanto y pienso que te tengo, me siento la persona más afortunada del mundo. Tocarte, rozar tus labios, o incluso oir tu voz, son esas pequeñas cosas por las que merece la pena escalar y salir de los hoyos. Porque por ti merece la pena respirar.
Tantas cosas tengo para decirte que no queda tinta para escribirlas. Pero sobra con una caricia. Sobra con un abrazo. Sobra con un beso. Sobra con un TE QUIERO.
Porque nunca me arrepentiré de no saber ciencias.
Porque sabremos pintar, pero no sabemos contar.
Porque sabremos pintar, pero no sabemos contar.